Cistitis en invierno, cistitis en verano, cistitis que siempre aparece cuando tienes un evento importante (quizás con mucha menstruación), cistitis de noche, cistitis de día.
Realmente parece cualquier excusa para tener cistitis.
Siempre hay un elemento de riesgo que hay que evitar, siempre hay ese hábito que no sabías que estaba mal y que tienes que corregir, siempre hay algo que no puedes explicar y que inexplicablemente te devuelve a la espiral de la cistitis.
Casi parece que quedarse quieto en casa es la solución más fácil, ¿no?
Estás agotada, lo sé muy bien, pero lo que no debes hacer es permitir que la cistitis limite tu vida.
Si te has dado cuenta de que tu cistitis es aún más frecuente en invierno, déjame explicarte por qué el frío es un factor de riesgo para la cistitis y qué hacer para dificultarla.
Podemos hablarlo cara a cara ahora mismo o puedes leer el resto de este artículo por tu cuenta 😉
El invierno: o lo amas o lo odias, ¿no?
Personalmente, lo odio.
Pero, quizás, hay algo en lo que todo el mundo está de acuerdo: cuando hace frío fuera, la idea de quedarse dentro acurrucado bajo una manta, quizás con la calefacción o el fuego encendido, no tiene parangón, ¿verdad?
Una extraña verdad en este cuadro de confort es que la calefacción puede afectar negativamente a su cistitis.
Sí, has leído bien.
Las calefacciones pueden secar el aire que respiramos y también «secan» un poco todo nuestro cuerpo: la piel, los ojos y las mucosas (las membranas que recubren el interior de algunos órganos, como la vejiga).
Así, las membranas mucosas de la vejiga, más secas de lo habitual, son más propensas a ser dañadas por bacterias u otros irritantes, y la cistitis puede desencadenarse más fácilmente.
A esto añadiría un detalle no menor: la ropa de invierno. Cuanto más sintético sea el material de lo que llevas puesto, más estás creando el entorno ideal para la reproducción bacteriana: cálido y húmedo.
Así que asegúrate de llevar ropa cómoda y cálida, pero transpirable, para reducir también este riesgo.
¿Sabes que, con la llegada del frío, sientes que tienes que ir a orinar más a menudo?
El frío sensibiliza las terminaciones nerviosas de los riñones y la vejiga.
Este proceso de sensibilización también significa que la vejiga y los riñones son más vulnerables a las infecciones.
Con más microbios circulando en la época de invierno, su sistema inmunológico está sin duda bajo un poco más de presión.
A esto hay que añadir el hecho de que nuestra vida en invierno se vuelve definitivamente más sedentaria: el ritmo cardíaco disminuye, la circulación se vuelve más lenta y, por lo tanto, las células inmunitarias no tienen forma de vigilar eficazmente.
Porsupuesto, la presión a la que está sometido el sistema inmunitario en invierno también hace que esté menos preparado para defendernos de las bacterias que causan la cistitis.
Pasar menos tiempo al aire libre y tomar menos el sol también nos pone en riesgo de disminuir los niveles de vitamina D.
La vitamina D es sinónimo de buen humor, pero también favorece la función del sistema inmunitario.
Por lo tanto, vigile su valor para evitar incurrir en una deficiencia.
En invierno es inevitable, sobre todo en la época navideña, que nos sintamos más tentados que nunca por los alimentos reconfortantes: los dulces, la bollería pesada, un buen vaso de vino, etc….
Puede que no nos demos cuenta, o que evitemos pensar en ello, pero ingerimos azúcar, grasas proinflamatorias, cafeína, alcohol: en definitiva, el cóctel perfecto para el desastre.
Además de forzar el sistema digestivo, corremos el riesgo de irritar las vías urinarias y, desde luego, esto no nos ayuda a dificultar la aparición de la cistitis.
Amigo, por supuesto que no puedes limitarte todo el tiempo: ¡un capricho de vez en cuando es un derecho sacrosanto!
Intente siempre, sin embargo, mantener la aguja de la balanza desplazada hacia una dieta consciente, manteniendo, en la medida de lo posible, unos hábitos alimentarios correctos.
Vigila también las posibles intolerancias alimentarias 😉 .
Otro punto delicado en la nutrición es la cantidad de agua que se ingiere.
En invierno quizás, al ser menos activo y sudar menos, la sensación de sed no es tan fuerte como en verano.
Recuerda, sin embargo, que no tienes que morirte de sed para dignarte a beber: 2 litros de agua al día son imprescindibles (y no pueden ser sustituidos por bebidas, quizás azucaradas).
Como alternativa, prepara una infusión caliente a base de malva, equisetum y hierba de trigo, ingredientes que son buenos para las vías urinarias.
¿Alguna vez has pospuesto ir a orinar sólo por la idea de tener que quitarte varias capas de ropa?
Sé sincero, nadie sabrá nunca la verdadera respuesta.
Sepa que cuanto más tiempo retenga la orina, más tiempo y condiciones tendrán las bacterias de su vejiga para reproducirse.
Orinar tan pronto como sientas la necesidad debe convertirse en tu prioridad número 1.
En invierno, la oscuridad se instala a primera hora de la tarde, las temperaturas bajan drásticamente y, tal vez, le apetezca más calentarse bajo las sábanas con su pareja.
¿No es así?
Un mayor número de relaciones sexuales puede significar una mayor probabilidad de infección y/o inflamación de la vejiga.
La llamada cistitis de la luna de miel, de hecho, es ciertamente una de las más frecuentes en las mujeres sexualmente activas. Si aún no lo has hecho, te sugiero que leas todos los consejos para dificultar la cistitis después del coito, o que me preguntes directamente.
Amigo, hemos visto todas las causas de la cistitis en invierno y hemos entendido juntos qué hábitos deben corregirse.
Ahora te estarás preguntando si hay una forma de sentirse protegido de los episodios repentinos de cistitis durante el invierno.
La respuesta está en los kits de prevención de Dimann.
Tanto si se trata de evitar la cistitis bacteriana como de la cistitis sin bacterias, los kits de prevención Dimann sirven para:
Recuerda siempre que puedes escribirme en cualquier momento para recibir asesoramiento personalizado.
Que tengas un buen invierno,