Si estás aquí, es probable que uno o varios episodios de cistitis estén arruinando lo que debería ser un momento mágico para ti: ¡el embarazo! He escrito esta breve guía para ayudarte a comprender mejor el fenómeno de la cistitis en el embarazo, ¡en todas sus facetas!
El tracto urinario es un caldo de cultivo para huéspedes no deseados: las bacterias. Durante el embarazo, su reproducción es muy rápida en las zonas del tracto urinario que están comprimidas por el útero en expansión. De hecho, el tracto urinario bajo presión está parcialmente bloqueado, haciendo que el paso de la orina sea inapropiado. La orina que queda «atrapada» puede ser la causa de una infección. Por lo tanto, las compresiones, junto con la relajación muscular resultante de los cambios hormonales que caracterizan el embarazo, facilitan el paso de las bacterias intestinales al tracto urinario y su crecimiento es más florido. No pocas veces (5-10% de los casos), la infección urinaria resultante es asintomática.
Causas de la cistitis en el embarazo
La cistitis es un fenómeno muy común en el embarazo por diversas razones.
Cambios físicos Los cambios hormonales derivados del embarazo facilitan el paso de los agentes patógenos por las vías urinarias. El aumento de la producción de progesterona, de hecho, provoca una reducción de la tonicidad de los músculos de todo el tracto urinario con la consiguiente ralentización del flujo urinario. También aumenta la cantidad de ciertas sustancias en la orina, como la glucosa, que es una fuente de nutrientes para las bacterias patógenas. El menor flujo urinario junto con las sustancias mencionadas en la orina son la combinación perfecta para que las bacterias se reproduzcan más fácilmente.
Bacterias intestinales Las bacterias que causan la cistitis en el embarazo pueden proceder de diferentes zonas del cuerpo. El invasor más común es E. coli, que se origina en los intestinos. Como la uretra (el canal por el que sale la orina) en las mujeres está muy cerca del recto, estas bacterias pueden subir fácilmente desde la entrada de la uretra hasta la vejiga. A este fenómeno se añade el estreñimiento, un problema común durante el embarazo. La irregularidad del tránsito intestinal aumenta la cantidad de bacterias intestinales presentes en la zona rectal, lo que incrementa el riesgo de infección del tracto urinario.
Relaciones sexuales Durante el embarazo, la actividad sexual es completamente saludable (a menos que su especialista le indique lo contrario), excepto por un inconveniente: puede conducir potencialmente a la aparición de episodios de cistitis. De hecho, los movimientos mecánicos pueden transferir las bacterias cercanas a la vagina a la uretra. Es fundamental orinar antes y después de las relaciones sexuales y enjuagar bien la zona íntima.
Estreptococo del grupo B Este tipo de bacteria, que suele encontrarse en el tracto intestinal, puede causar cistitis durante el embarazo. El médico someterá a la mujer a una prueba que detecta la presencia de infecciones por estreptococos, un examen esencial para evitar la transmisión al bebé durante el parto.
Existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar la aparición de la cistitis durante el embarazo y que, en caso de estar presentes, es importante comentar con tu ginecólogo:
Antecedentes de cistitis recurrentes durante la vida de la mujer
Diabetes materna
Obesidad
Enfermedad de células falciformes
Cirugía previa de las vías urinarias
Daños en los nervios que controlan la vejiga.
Bacteriuria asintomática en el embarazo
Bacteriuria asintomática: está causada por la presencia de colonias de bacterias patógenas en las vías urinarias, en ausencia de síntomas particulares. El término bacteriuria asintomática se refiere, por tanto, a la presencia de un número elevado de bacterias en la orina. A pesar de la ausencia de síntomas, se trata de una afección que no debe subestimarse, especialmente en caso de embarazo, ya que es un precursor de la llamada pielonefritis, una infección de los riñones.
La única forma de diagnosticar la bacteriuria asintomática es con un análisis de orina positivo. Por lo general, ya en las primeras etapas del embarazo, el médico aconseja prescribir un cultivo de orina para identificar la presencia de cualquier bacteria y su tipo.
Cistitis en el embarazo: ¿cuáles son los riesgos?
La cistitis es la segunda enfermedad más común que afecta a una mujer embarazada, después de la anemia. Cuando se advierten los principales síntomas de la cistitis, se puede detener y tratar la infección. Sin embargo, a veces las infecciones del tracto urinario no emiten ninguna señal y, en ausencia de síntomas, se propagan fácilmente.
La bacteriuria asintomática, si no se trata, podría interferir con el bienestar de la madre y la salud del feto. En particular, podrían surgir problemas a nivel del feto cuando la infección del tracto urinario produzca una pielonefritis. El nacimiento prematuro y/o el bajo peso del feto son dos de las principales complicaciones.
Síntomas de la cistitis en el embarazo
Como ya hemos dicho, la cistitis en el embarazo no siempre va acompañada de la manifestación de síntomas o signos que puedan alertarnos de que algo no va bien. Sin embargo, cuando está presente, los síntomas más evidentes son:
Ardor al orinar
Orina turbia
Aumento de la frecuencia de la micción
Fuerte urgencia urinaria, incluso para pequeñas cantidades de orina
Malos olores
Dolor en el bajo vientre y en la región lumbar
Fiebre
Náuseas
Relaciones sexuales dolorosas
Cistitis en el embarazo: tratamiento y prevención
Para el tratamiento de la cistitis en el embarazo, es importante conocer, además del tipo de bacteria responsable, las causas fundamentales. Una vez conocida esta información, la indicación más seguida es el uso de antibióticos adecuados para ser tomados durante el embarazo.
Es un azúcar extraído de forma natural cuya conformación externa es compatible con la de la mayoría de las bacterias que causan cistitis, como la Escherichia Coli. Esta compatibilidad hace que las bacterias se «adhieran» a la d-manosa, y luego sean excretadas por la orina. La d-manosa pura es un ingrediente suave y, por tanto, adecuado para el tratamiento de la cistitis incluso durante el embarazo.
Al final de la terapia elegida, un cultivo de orina adicional puede confirmar que la carga bacteriana ha disminuido efectivamente. En caso de bacteriuria asintomática, el cribado periódico hasta el parto puede evitar la posibilidad de reinfección.
La prevención de la cistitis en el embarazo es esencial para el bienestar de la madre y del feto. De hecho, no es posible excluir la posibilidad de ser víctima de una cistitis, pero unas pequeñas medidas pondrán las probabilidades a favor de la madre y su bebé.
Es posible prevenir la cistitis en el embarazo:
Mantenerse adecuadamente hidratado bebiendo al menos 8 vasos de aguaal día
Vaciar la vejiga siempre que se sienta la necesidad.
Vaciar la vejiga antes y después del coito
Evitar las duchas vaginales, los polvos y los productos con fragancias artificiales, que podrían causar irritación en la zona de la uretra, ya muy vulnerable
Evitar la ropa ajustada
Prefiere la ropa interior de algodón. Esto ayudará a mantener las zonas íntimas secas, ya que las bacterias prosperan en ambientes húmedos.
Comiendo bien. Para mantener una alta resistencia a las infecciones del tracto urinario, es importante llevar una dieta saludable y mantenerse activo. Al igual que en la prevención habitual de la cistitis, es fundamental reducir el consumo de azúcares e hidratos de carbono refinados, grasas saturadas, bebidas carbonatadas, azucaradas o con cafeína/teína, embutidos y alimentos procesados. El aumento del consumo de fibra es esencial para combatir el estreñimiento, un factor de riesgo típico de la cistitis en el embarazo.
En el embarazo, los cambios hormonales contribuyen a la relajación de los músculos del tracto urinario, haciéndolo más susceptible al desarrollo de infecciones como la cistitis
La presión ejercida por el útero en expansión sobre la vejiga provoca dificultades para el vaciado completo de las vías urinarias, aumentando la probabilidad de proliferación de patógenos
En el 5-10% de los casos de cistitis en el embarazo, ésta no va acompañada de la manifestación de síntomas. Se trata de una bacteriuria asintomática
La falta de tratamiento de la bacteriuria asintomática podría conducir a la expansión del estado infeccioso a los riñones, con consecuencias negativas para la salud del feto
El cribado periódico, a través de un cultivo de orina, es esencial a lo largo del curso del embarazo para mantener bajo control la posible presencia de bacterias, especialmente cuando no hay síntomas.
El tratamiento de la cistitis en el embarazo puede implicar el uso de sustancias completamente naturales e inocuas para la salud del feto, como la d-manosa pura.