Estimado lector,
La cistitis bacteriana, como probablemente ya sepa, es una inflamación de la vejiga y del tracto urinario.
Se manifiesta a través de una serie de síntomas como ardor, micción frecuente y urgente, dolor suprapúbico y orina espesa. Las causas pueden variar de un sujeto a otro también en función de la edad, el sexo y la presencia de determinadas condiciones fisiológicas o patológicas.
La mayoría de las cistitis están causadas por bacterias del intestino, principalmente Escherichia Coli.
La infección bacteriana es sólo uno de los muchos factores que contribuyen a desencadenar la cistitis.
Si sólo combatimos las bacterias, sin actuar sobre los demás factores de riesgo, tarde o temprano volverán a molestarnos.
Hoy quiero repasar contigo todas las causas reales de la cistitis y hacerte más consciente de los aspectos que realmente debes trabajar!
La cistitis puede ser el resultado de una infección de la vejiga causada por bacterias (80% E. Coli), virus y, de forma minoritaria, por cándidas u otros micetos.
Las bacterias, en particular, tienen una «armadura» fibrosa (llamada pili) que les permite adherirse a las células que forman las paredes de la vejiga, provocando y facilitando la inflamación.
La infección por estos patógenos no siempre y sólo está relacionada con razones anatómicas que ven la transferencia de bacterias desde el exterior o internamente. De hecho, de forma muy similar, la inserción de catéteres, tampones o diafragma con fines anticonceptivos, puede allanar el camino a las bacterias aumentando el riesgo de desarrollar episodios de cistitis.
La mujer tiene receptores de estrógeno en todo el cuerpo, incluido el tracto urinario. Los estrógenos son hormonas que tienen la importantísima función de crear el entorno ideal para que el cuerpo de la mujer se defienda de forma natural de los ataques de agentes patógenos, como las bacterias.
Durante la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen gradualmente, lo que hace que el cuerpo de la mujer sea más vulnerable a desarrollar infecciones. El tracto urinario, por lo tanto, también se ve afectado por estos cambios, lo que resulta en una mayor probabilidad de ser víctima de la cistitis.
Los cambios físicos que se producen en este momento concreto de la vida de la mujer la hacen más propensa a las infecciones del tracto urinario. A medida que envejecemos, la estructura de la vagina y de las zonas circundantes cambia (incluidas las membranas mucosas de la vejiga): a medida que disminuyen los niveles de estrógeno, el revestimiento de lauretra se adelgaza y se vuelve más sensible y los músculos uretrales pierden fuerza y tono. El resultado puede ser una vejiga débil en la que las bacterias pueden proliferar fácilmente, en parte debido al cambio en los niveles de pH típico de esta fase.
Durante el embarazo aumentan los niveles de progesterona y estrógenos, lo que reduce el tono de la uretra y la vejiga. Esta última, al expandirse, aumenta la tendencia a desarrollar infecciones.
En la mayoría de los casos, las mujeres embarazadas desarrollan una bacteriuria asintomática: tienen bacterias en la orina sin la presencia de ningún síntoma particular.
Ahora que has llegado hasta aquí, espero que
eres más consciente de que luchar contra la cistitis significa
trabajar en varios frentes para resolver las causas de fondo
sus propios desencadenantes personales.
Recuerda que la verdadera libertad es la conciencia.
Tómate un momento para reflexionar sobre cuáles de los factores que he enumerado crees que se acercan más a tu caso y recuerda que puedes contactar conmigo en el chat o por correo electrónico 😊
También eche un vistazo a todos los kits de tratamiento y prevención de la cistitis.
Nos vemos pronto,
La cistitis puede ser provocada por diversas causas, más allá de la invasión de las vías urinarias por agentes patógenos: